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Shotacon, Incesto, Boypussy, Dead Dove: Do Not Eat

Luego de la muerte de Shiori, Masaomi se distanció, pero en el fondo, lo único que quiere es reclamar a su dulce muchacho como suyo. Y lo hace.


Con cuidado, Masaomi entró en silencio a la habitación para no despertar al chico que actualmente dormía en ella.

Una suave respiración se escuchaba en la habitación, acompañada de los silenciosos movimientos provenientes de su hijo de diez años en la cama. Acercándose a la pequeña figura cubierta con las sábanas, las manos de Masaomi se levantaron, frotando lentamente los costados del niño aun cubiertos por la manta, antes de tirar de la tela hacia abajo. 

El hombre se encontró con la hermosa vista de su bebé acurrucado con los ojos cerrados, como si estuviera soñando. Su cabello rojo esparcido sobre la almohada, sus muslos suaves y pálidos, esperando ser mordidos. La piel cremosa apenas cubierta por unos shorts que se le habían subido mientras dormía. Masaomi suspiró. Seijuro era la cosa más bonita que jamás había visto.

Incluso cuando era un bebé, todo palidecía en comparación con Seijuro, con sus brazos regordetes y sus grandes ojos como rubíes. Hizo que su frío corazón se derritiera y su cabeza se llenara de pensamientos acerca de querer robarse a Seijuro para siempre, lejos de las miradas que se atrevían a observar a su bebé. Masaomi lo quería solo para él, quería que el lindo niño fuera su pequeña esposa.

Su esposa.

Luego de que Shiori falleciera, se había vuelto aun más sobreprotector con Seijuro, no quería separarse de él, pero en su lugar, se terminó distanciando. Y esta noche, finalmente lo había decidido, haría suyo a Seijuro.

Usando ambas manos para maniobrar suavemente a Seijuro sobre su espalda, Masaomi se arrastró sobre la cama y se deslizó entre los pequeños muslos de su hijo, deslizando sus manos debajo de la camisa del niño dormido para retirarla.

Masaomi se lamió los labios al ver el torso suave de Seijuro y los pezones rosados que comenzaban a endurecerse por la frescura del aire. Sus manos se deslizaron por el delgado pecho, frotando los diminutos pezones con los pulgares y provocando que un pequeño gemido escapara inconscientemente de los labios de Seijuro. Masaomi se bañó con el sonido, su corazón se llenó de orgullo por el hecho de ser él quien hacía que su bebé se sintiera de esa manera. 

Inclinándose, Masaomi tomó uno de los pezones endurecidos en su boca, su lengua caliente se arremolinó alrededor de la piel mientras succionaba el área ligeramente. La mano libre del hombre continuó su trabajo pellizcando y jugando con el otro pezón. Seijuro se movió, sus muslos se frotaron entre sí, lo que obligó a más y más gemidos eróticos salir de su boca. 

Masaomi jadeó por cómo se sentía el pequeño pezón entre sus labios y por los adorables sonidos que Seijuro estaba haciendo debajo suyo. El niño probablemente no tenía idea de lo que su papá le estaba haciendo y eso hizo que la polla de Masaomi se pusiera rígida rápidamente en sus pantalones.

Que enfermizo.

Masaomi soltó el pezón con un sonido húmedo y arrastró su lengua rápidamente hacia el otro. Su mano se elevó para masajear el pezón aun húmedo, haciendo que Seijuro temblara debajo suyo. Masaomi lamió el otro pezón, aplanando la lengua contra él antes de presionar besos castos alrededor del pezón rosado. Dejó un rastro de besos ligeros por su pecho y vientre antes de descansar en la banda de sus diminutos shorts.

Masaomi presionó su nariz contra el área de su entrepierna e inhaló profundamente, causándole otro escalofrío a Seijuro. Sus manos subieron y bajaron por los suaves muslos del pequeño. Fue una sorpresa que Seijuro aún no se hubiera despertado, pero dado lo que Masaomi tenía reservado para él, no pasaría mucho tiempo antes de que lo hiciera.

Presionando ligeros besos en la entrepierna cubierta de Seijuro, Masaomi tiró suavemente de los shorts del niño hacia abajo para revelar el coño empapado de Seijuro. Los ojos del hombre se dilataron ante la vista. Su lindo bebé había ido a dormir sin ropa interior, casi como si le estuviera pidiendo a Masaomi que jugara con él.

—Seijuro, ya estás tan mojado para mí —Masaomi murmuró en voz baja, arrastrando el índice y el dedo medio entre los labios vaginales del chico, disfrutando enormemente el brillo del líquido que cubría las yemas de sus dedos. 

—Nngh... mmh —gimió Seijuro, sus caderas se sacudieron ante la repentina estimulación. Masaomi llevó sus dedos resbaladizos hasta su pequeño clítoris y lo masajeó de un lado a otro, observando cómo el pequeño punto de nervios se hinchaba y brillaba con la propia lubricación de Seijuro.

Masaomi quería probarlo. Así que trazó un camino con sus labios, besando desde la parte interna del muslo de Seijuro hasta su coño, y el hombre rápidamente reemplazó sus dedos con su boca. Masaomi curvó su lengua en la abertura del agujero de Seijuro antes de presionar firmemente contra su clítoris.

Suspiró abiertamente ante el dulce sabor de su hijo, escuchando sus pequeños gemidos incitándolo a más. Masaomi cerro los ojos mientras lamía y chupaba el coño húmedo de Seijuro, devorándolo como un hombre que habia pasado hambre por semanas. Su lengua se movía en círculos contra el clítoris de Seijuro mientras su dedo medio se abría paso dentro de su agujero, penetrando los pliegues calientes y suaves.

Los muslos de Seijuro se cerraron alrededor de su cabeza y Masaomi pudo sentir que el niño se despertaba. 

—Mng... ¿pa-padre? —la dulce voz de Seijuro llenó los oídos de Masaomi. Dando una fuerte succión a su clítoris hinchado, extrayendo un grito ahogado agudo de Seijuro. Masaomi, para su pesar, levantó la cabeza lejos del coño de su bebé, usando el dorso de su mano para limpiar su saliva y el líquido del coño de Seijuro en su barbilla. 

—¿Qué sucede, Seijuro? —respondió el hombre mayor, frotando con una de sus manos arriba y abajo el pequeño coño de Seijuro, casi de una manera reconfortante. 

Masaomi observó cómo Seijuro temblaba y se retorcía ante su toque, sus caderas involuntariamente rozando sus dedos.

—¿Qué-... —se quejó Seijuro—. ¿Qué estás haciendo?

Los grandes ojos rubíes se abrieron para adaptarse a la oscuridad antes de mirar inocentemente la penetrante mirada castaña de su padre. La polla de Masaomi latía dolorosamente ante la mirada que Seijuro le estaba dando.

Necesitó toda su fuerza de voluntad para resistirse a tomar a su chico en ese mismo instante, por meter su polla con fuerza en el apretado agujero de Seijuro, por ser la razón por la que esos hermosos ojos se llenaran de lágrimas. Pero por mucho que le encantaría eso, Masaomi nunca, ni en sus fantasías más salvajes, lastimaría a Seijuro. 

Masaomi se colocó sobre sus rodillas, su mano continuaba jugando con su coño, y levantó a Seijuro para dejar un beso en su mejilla.

—Nada, Seijuro. Tu padre solo se estaba divirtiendo.

—¿Diversión? —Seijuro hizo un lindo puchero e inclinó la cabeza.

Masaomi lo besó en los labios y retiró su mano del coño hinchado de Seijuro, escuchando un gemido de decepción de Seijuro, realmente disfrutó la sensación de hormigueo que los dedos de su padre provocaron en sus partes íntimas. 

—Tranquilo, Seijuro —Masaomi se deslizó hacia abajo y agarró un muslo tembloroso en cada mano—. ¿No quieres divertirte con tu padre?

Seijuro asintió con entusiasmo y se sentó. Su padre nunca había mostrado algo de interés por pasar tiempo con Seijuro. Era natural que se sintiera emocionado.

—Tienes que hacer exactamente lo que te digo —Masaomi levantó las piernas de Seijuro, sujetándolas ambas por los tobillos con una mano y alcanzando una de sus almohadas para deslizarla debajo de sus caderas. Seijuro tarareó con gusto—. Acuéstate, Seijuro.

Masaomi observó cómo Seijuro se hundía en la cama, levantando los brazos detrás de la almohada sobre la que descansaba su cabeza y arqueando ligeramente la espalda para mostrar su pecho a Masaomi.

—Te ves delicioso, Seijuro —Masaomi se inclinó para dejar chupetones alrededor del pecho de su pequeño mientras separaba más sus piernas para colocarse cómodamente entre ellas. Seijuro se mordió los labios y gimió en voz baja, amando la forma en que la boca caliente de su padre se sentía sobre sus pezones. 

Masaomi rápidamente se quitó la camisa y se desabrochó los pantalones, finalmente liberando su gruesa y palpitante erección. Al darse cuenta de la forma en que Seijuro miraba su polla, Masaomi agarró la pesada circunferencia con una mano mientras que la otra reanudó su trabajo frotando el descuidado coño de Seijuro.

—¿Quieres esto? Apuesto a que sí —Masaomi susurró, sacudiendo su eje lánguidamente, hipnotizando a Seijuro con la vista.

—¡S-sí, lo quiero! —los ojos de Seijuro se abrieron más mientras separaba frenéticamente las piernas para hacer más espacio para su padre. 

Masaomi tarareó al ver a su chico extendiéndose ante él. Era adicto a la vista del hermoso coño rosado de Seijuro abriéndose.

—Está bien, Seijuro, pero vamos a intentar algo primero. Para que no te lastimes. 

Seijuro frunció el ceño y su mirada se endureció mientras miraba directamente a Masaomi, quien se movió para pararse al costado de la cama.

—Soy mayor ahora, puedo soportarlo. 

Masaomi se burló sin malas intenciones y acercó a Seijuro hacia él, arrastrándolo hasta el borde de la cama. Seijuro lo miró con curiosidad, con la cabeza ligeramente inclinada como la de un cachorro antes de levantar las piernas en alto. Masaomi agarró su muslo izquierdo y lo empujó hacia atrás, tomando su polla con la otra mano y frotando la cabeza de arriba abajo entre los labios del coño mojado de Seijuro. 

Jadeando ante las sensaciones húmedas en su pene, Masaomi usa su mano para frotar la cabeza de su polla en el clítoris de Seijuro mientras desliza el eje entre los suaves labios de su coño.

—Seijuro... tu coño se siente tan bien en mi polla —Masaomi usó sus caderas para empujar contra el coño de Seijuro más rápido, con la humedad facilitando el deslizamiento.

—¡A-ah, papá! —la mandíbula de Seijuro cayó ante la placentera sensación de la polla de Masaomi entre los labios húmedos de su coño. Sus caderas comenzaron a moverse al ritmo de la gruesa polla, deseando desesperadamente más de la descarga eléctrica que atravesaba su cuerpo cada vez que la cabeza de la polla de Masaomi se frotaba contra su clítoris.

Mariposas surcaron el estómago de Seijuro, su pequeña protuberancia siendo frotada de tal manera envió una multitud de hormigueos por todo su cuerpo. Todo se sentía mejor de lo que esperaba. Sin embargo, el chico quería más. Quería sentirse más cerca de su padre, quería que penetrara su diminuto agujero, sentir el miembro caliente frotando sus entrañas.

—¡Papá, por favor, más! —suplicó Seijuro y se mordió los labios para amortiguar los sonidos que salían de su boca. Sus pequeñas manos se acercaron para pellizcar sus pezones al igual que su padre hizo antes, el leve dolor le erizó la piel.

—Ah... Seijuro. ¿Quieres divertirte más? —Masaomi gruñó, levantando ambas piernas de Seijuro para sujetarlas por los tobillos y colocando su otra mano sobre la ropa de cama para mantener el equilibrio.

Masaomi se estremeció y jadeó ante la sensación apretada del suave coño y los muslos de Seijuro cerrándose alrededor de su eje, la tensión casi imitando lo que Masaomi podía imaginar que su agujero le haría a su pene.

—¡Ahh! P-papá... —todo el cuerpo de Seijuro temblaba ante la nueva presión sobre su goteante coño. Masaomi empujó su polla entre sus muslos a una velocidad divina, las sensaciones en su clítoris hinchado rápidamente se volvieron demasiado difíciles de manejar. 

—Te encanta esto, ¿eh, Seijuro? —Masaomi golpeó su polla con un movimiento hacia abajo entre sus muslos, sintiendo el pequeño clítoris de Seijuro en la cabeza mientras empujaba. Los agudos gemidos y lamentos de Seijuro solo alimentan aún más su necesidad de liberación.

Masaomi levantó la mano que no sostenía las piernas de Seijuro para azotar su trasero con dureza.

—Dilo. Di-... mierda. Di que amas la polla de papá frotando tu coño así.

Seijuro se estremeció, sus ojos se agrandaron y lagrimearon por el placer. Jadeando desesperadamente por aire, el chico trató de hablar, pero solo murmullos entrecortados y gritos salían de sus labios debido al placer devastador que la polla de Masaomi le estaba dando.

—Yo- ¡Mmh-ah-ah! —gemidos entrecortados cayeron de los labios de Seijuro, su cabeza se balanceaba por los rápidos empujones mientras miraba con los ojos muy abiertos las pupilas negras de Masaomi. Toda la escena era lo suficientemente erótica como para ser el material de masturbación nocturna de Masaomi durante años. Masaomi le dio otra nalgada para alentar aun más gemidos de su hijo.

—Puedes hacerlo, Seijuro. Eres un buen chico, ¿verdad? El mejor chico para mí —susurró.  

—¡Ah! —el pobre muchacho gritó debajo suyo, no acostumbrado a que lo azotaran. Hace tiempo que sus manos dejaron sus pezones para descansar débilmente a sus costados; era demasiado difícil concentrarse en otra cosa que no fuera la polla de su padre.

Seijuro miró hacia abajo para ver la cabeza roja y bulbosa deslizarse dentro y fuera del estrecho espacio entre sus muslos, sus ojos apenas podían ver sus labios vaginales y clítoris envueltos por la enorme circunferencia. Volvió a mirar hacia arriba para ver el rostro normalmente estoico de Masaomi ahora rojo y con el cabello desordenado, con gemidos bajos y susurros sucios escapando de sus labios.

Masaomi tenía razón. Seijuro era un buen chico. Era un buen chico por hacer sentir tan bien a su papá.

—M-me encanta- ah, ¡me encanta tu p-polla, papá! ¡Me encanta-! ¡Me encanta la forma en que se siente en mi coño! —Seijuro ardía de vergüenza por tener que usar términos tan vulgares. Sabía que no debía usar esas palabras, pero por alguna razón parecía apropiado usarlas ahora.

Sin embargo, la reacción que obtuvo de Masaomi fue suficiente para llevarlo al límite. Los muslos de Seijuro comenzaron a contraerse fuertemente alrededor de la polla de Masaomi mientras un placer candente se extendía por todo su cuerpo. El cuerpo del niño tembló y se estremeció, los dedos de sus pies se curvaron y no podía dejar de temblar mientras dejaba escapar un fuerte grito de éxtasis.

—S-Seijuro, Dios-... —las caderas de Masaomi se estremecieron ante el apretón de los muslos de Seijuro, pero se apresuró a envolver un puño alrededor de la base de su pene. No quería correrse todavía, pero ver a su bebé experimentando su primer orgasmo, gracias a él, fue pura satisfacción por sí solo.

Masaomi redujo la velocidad de sus embestidas contra el coño tembloroso de Seijuro, haciéndolo bajar de su clímax. El hombre trazó un camino con sus ojos desde la boca babeante de Seijuro hasta sus ojos como rubíes, su cabello alborotado y el cuerpo flácido y sudoroso. Le hizo querer devastar más a Seijuro. Después de todo, todavía tenía una erección dolorosa de la que ocuparse.

—¿Te gustó eso, Seijuro? Te gustó divertirte con papá, ¿verdad? —Masaomi arrastró las palabras y bajó las sensibles piernas de Seijuro, colocándose entre ellas y presionando suavemente su polla contra la caliente abertura del chico.

—S-sí, pa-... —Masaomi presionó su boca contra la de Seijuro, silenciándolo con su lengua mientras el chico se retorcía ante el toque ligeramente incómodo de la polla de Masaomi frotando su coño sobreestimulado. Masaomi se separó de la boca de Seijuro, saboreando la boca caliente del niño.

—Bueno, tu padre aun quiere divertirse. Se sentirá bien, Seijuro, lo prometo. 

—Pe-pero papá-... —Seijuro fue interrumpido una vez más, un jadeo agudo reemplazó sus palabras al sentir dos dedos largos deslizarse en su agujero húmedo—. ¡AH-!

Masaomi rápidamente bombeó su índice y su dedo medio dentro del niño que lloraba mientras se tomaba el tiempo para acariciar con sus dígitos las paredes calientes y húmedas del coño de Seijuro. Necesitaba tener su polla dentro de su hijo, y por los ruidos que Seijuro estaba haciendo, él también la necesitaba.

Masaomi abrió al chico con los dedos, y comenzó a frotar la nalga enrojecida que había azotado antes, murmurando palabras de elogio y disculpas.

—Lo hiciste muy bien, Seijuro. Tu padre está orgulloso de ti —sacó sus dedos y los frotó en círculos lentos alrededor del coño de Seijuro, esparciendo la humedad alrededor, acercándose para besar el rostro sonrojado de Seijuro.

—Mmh, eso-... —Seijuro se estremeció, sintiendo su clítoris sensible siendo masajeado una vez más—. Se sintió bien... —se detuvo, perdido en el bombardeo de toques abrasadores de Masaomi. 

—Hm, me alegro —Masaomi acarició perezosamente su pesada circunferencia y la colocó en la entrada resbaladiza del chico—. Te vas a doler un poco al principio, pero tu padre hará que todo desaparezca —el hombre le dio un último beso en la frente a Seijuro antes de finalmente empujar su palpitante polla hasta el fondo en los suaves pliegues.

—¡A-AH! ¡Papá, me duele! —las lágrimas brotaron de los ojos de Seijuro mientras chillaba de dolor. Masaomi lo hizo callar y lo consoló, acariciando su cabello y frotando pequeños círculos en su clítoris, mientras disfrutaba del apretado y húmedo calor del coño de Seijuro.

Esperó tanto tiempo para estar dentro de su bebé y nada iba a quitarle este momento. Cuando los gritos de Seijuro se calmaron y su respiración se estabilizó, Masaomi lo tomó como una señal para comenzar a moverse. Deslizó su polla fuera del calor húmedo antes de embestir con fuerza de nuevo sin intención de seguir siendo suave.

—Mierda, Seijuro... —Masaomi arrastró un largo gemido, saboreando la forma en que las paredes del apretado coño de Seijuro se presionaban contra su polla mientras entraba y salía. 

Seijuro, por otro lado, estaba extremadamente abrumado. Sus ojos estaban borrosos con lágrimas por la sobreestimulación y apenas podía hablar mientras un grito casi pornográfico salía de él cada vez que la pesada polla invadía sus entrañas. Lo llenó tan bien que el niño no pudo evitar abrir más las piernas para obtener más de la polla de su padre.

—¡Papá! ¡Ah, ah-! —Seijuro balbuceó y lloró, su cabeza cayó hacia atrás contra la cama y sus manos se estiraron para encontrar algo a lo que aferrarse. Quería tan desesperadamente que jugaran con ese lugar mágico de nuevo, que su padre lo partiera en dos; simplemente sentir más.

—¿Quieres esto? ¿Quieres más de mi polla? —Masaomi se ahogó en los sollozos impotentes de su hijo; Seijuro no podía ser más perfecto.

Lamiendo sus propios dedos, Masaomi llevó su mano hacia el clítoris previamente abandonado de Seijuro, frotando frenéticamente la protuberancia usando su saliva para acelerar el movimiento mientras se aferraba a sus caderas con la mano libre, embistiendo hacia arriba para encontrar el pequeño punto que haría a bebé ver estrellas.

La mandíbula de Seijuro se abrió en un silencioso jadeo y sus muslos temblaron, su coño apretándose alrededor de la gruesa circunferencia dentro de él. Sus manos se movieron hacia abajo para agarrar con impotencia el antebrazo de Masaomi. Los dedos ásperos en su clítoris y el ataque repetido contra su punto G resultaron ser demasiado para su pequeño cuerpo.

—Así, Seijuro... —el propio cuerpo de Masaomi tembló ante la presión que el coño de Seijuro tenía sobre su polla. No pasaría mucho tiempo antes de que se corriera, solo necesitaba un último empujón para llevarlo al límite.

Masaomi embistió bruscamente a Seijuro con una dolorosa necesidad de liberación. Quería marcar a Seijuro como suyo para siempre. Nadie más tocaría, saborearía o miraría a su bebé como él mismo lo hace. Masaomi se asegurará de ello. 

—¡Pa-papá! E-Espera, mmh, mi estómago se siente raro —todo el ser de Seijuro se convulsionó, su cabeza y su agujero estaban demasiado llenos de polla para evitar balbucear, pero a su padre no parece importarle en este momento. En realidad, parecía hacerlo sentir aún mejor.

Dando una última embestida dentro, mirando pecaminosamente el bulto que formó en el vientre de Seijuro, Masaomi sacó su pene de su calor, optando por usar su mano para frotar la cabeza de su pene contra el clítoris hinchado de Seijuro a una velocidad inhumana. 

—¡A-ah, ah! ¡Papi! —Seijuro echó la cabeza hacia atrás y gritó hacia los cielos, su visión se oscureció en las esquinas y todo su cuerpo sufrió espasmos brutales mientras algo salía de él. 

Las caderas de Masaomi se estremecieron mientras observaba a su bebé correrse violentamente en chorros de líquido transparente. El hombre observó con absoluto asombro cómo el coño de Seijuro seguía expulsando el líquido, incluso ayudando al chico frotando su polla cada vez más rápido contra su pobre clítoris. El chorro salpicó toda su polla, la cama y al mismo Seijuro. Masaomi estaba seguro de que nunca había visto algo tan sexy en toda su vida.

En el pico de su excitación, Masaomi se corrió con cintas gruesas y calientes de semen por todo el torso de Seijuro, incluso llegando al rostro del niño. El hombre mayor jadeó por aire, acababa de experimentar el orgasmo más fuerte de su vida hasta la fecha.

Seijuro se sintió como un charco, y sintió que también estaba acostado en uno. La humedad entre sus piernas se estaba enfriando y lo hizo temblar. El pelirrojo se sintió débil y solo se concentró en recuperar el aliento, recostado en la cama mientras su padre lo limpiaba y luego lo llevaba al baño. 

Después de eso, el niño se inclinó para acariciar su rostro en el cuello de Masaomi mientras el hombre los llevaba a ambos a su propia habitación. Después de arropar a Seijuro cómodamente bajo sus sábanas limpias, Masaomi lo abrazó por detrás, sujetando protectoramente a su hijo exhausto mientras colocaba besos ligeros y suaves a lo largo de su nuca.

Seijuro sonrió, amaba cuando su madre solía hacer lo mismo.

—¿Te divertiste, Seijuro? —Masaomi murmuró contra su piel, una de sus manos se movió hacia la cintura de Seijuro y la otra alrededor de sus hombros. Claramente estaba más que encantado con los eventos que acababan de ocurrir. 

Masaomi había hecho a Seijuro oficialmente suyo.

—Sí —suspiró Seijuro con satisfacción, apreciando el apego que Masaomi estaba mostrando. Aunque fuera estricto, amaba a su padre y estaba feliz de poder hacer cosas como esta con él. Seijuro sonrió y se acurrucó más cerca del pecho de Masaomi. 

Esperaba poder pasar más tiempo con su padre en el futuro.

fin.